SOCIEDAD ANIMAL Y SOCIEDAD HUMANA


SOCIEDAD ANIMAL Y SOCIEDAD HUMANA. EL LENGUAJE.

 "Los hombres viven en sociedad no porque son hombres, sino porque son animales". En efecto, la aparición de ese modo de vida que llamamos sociedad no es un invento del homo sapiens, sino que apareció en un estadio de la evolución anterior, y aún la podemos observar en otras especies animales, por ejemplo, los chimpancés, gorilas y orangutanes. En ellos, encontramos ya cooperación, división de tareas, relaciones de dominio y jerarquías, conductas aprendidas por interacción y por imitación (caza, lenguaje...), etc. En nuestro origen, en nuestros genes, se encuentra la necesidad y la facilidad de vivir en sociedad, como primates que fuimos y, en parte, seguimos siendo. Si acaso, podemos decir que hemos llevado esa forma de vida social a un grado de complejidad muchísimo más alto que cualquier otra especie.
En la prehistoria, la fabricación de armas y utensilios, el descubrimiento de nuevas estrategias de caza, etc., eran ya el resultado de una vida social y se transmitían (y se iban acumulando) de generación en generación. Un animal es capaz de aprender por experiencia, pero no de transmitir sus experiencias o "descubrimientos" a generaciones futuras (nosotros podemos amaestrar a un perro, pero un perro no puede amaestrar a otro perro). Por tanto, si definimos de una forma rápida la cultura como todo aquello que el hombre adquiere, no mediante la "herencia biológica" de sus padres (por el ADN), sino por "herencia social", es decir, por lo que aprende como miembro de una sociedad, empezamos a ver las diferencias entre el hombre y los animales.
La sociedad no es un invento exclusivo de los seres humanos, pero en los animales la organización social es básicamente por instinto (herencia biológica), de ahí que sea tan limitada y sea siempre la misma dentro de cada especie. Los animales no tienen historia, los seres humanos sí (es nuestra “evolución” cultural, una acumulación de experiencias y nuevos descubrimientos, como una bola de nieve que iba aumentando nuestras posibilidades de adaptación y de supervivencia). Una sociedad cuyos individuos actúan y se relacionan entre sí de acuerdo con las normas emanadas de la cultura, y no ya de sus instintos.
El LENGUAJE puede servirnos de ejemplo para marcar más claramente las diferencias entre sociedades animales y sociedades humanas. Toda vida en sociedad exige alguna forma de comunicación entre sus miembros (incluso las hormigas se transmiten "mensajes"), para poder coordinarse. Ahora bien, el lenguaje animal es un lenguaje de signos, que establece una relación directa y rígida entre significante y significado (un grito = "peligro"; enseñar los dientes = "cuidado conmigo chaval"). Por el contrario, el lenguaje humano utiliza símbolos ('pizarra') en los que la relación entre el significante y lo significado es arbitraria (convencional), nos permite usarlos en ausencia del objeto y podemos construir infinitos mensajes con ellos (al ser nuestro lenguaje articulado, compuesto de combinaciones de palabras, a su vez compuestas de fonemas). Todo esto, permitía al hombre primitivo transmitir a sus compañeros, no sólo lo que veía en ese instante, sino también experiencias  del pasado y proyectos para el futuro, cosas o situaciones que no tenían en ese momento ante los ojos. Eso es lo que permite una organización social que al mismo tiempo es muy compleja (rica en experiencias) y muy flexible (adaptable a los cambios).
  
 SOCIEDAD Y CULTURA.
Cultura y sociedad son como las dos caras de una misma moneda: no pueden estar la una sin la otra. Sin la vida en sociedad, el hombre (aislado y abandonado a su suerte) jamás hubiera podido crear una cultura suficiente como para sobrevivir (conocimientos, técnicas, utensilios, etc.). Es decir, la cultura es un producto de la sociedad, no de individuos aislados. Por su parte, sin el aspecto cultural, la sociedad humana no sería humana sino como la de los demás animales gregarios (por instinto y herencia genética).
No obstante, no debemos confundir ambos términos como si significaran lo mismo (aunque en el lenguaje común hablemos igual de la sociedad tuareg y de la cultura tuareg). Son dos cosas distintas: por un lado, la sociedad es aquél conjunto de individuos que actúan y viven de manera organizada, en un territorio determinado; y, por otro lado, dicho grupo comparte una forma de vida, unas normas y valores, instituciones y costumbres... es decir: una cultura.
El primer antropólogo que dio una definición de la cultura fue E. B. Taylor: “Cultura es ese conjunto complejo que incluye conocimientos, creencias, arte, moral, leyes, costumbres y cualquier otra facultad o hábito adquiridos por el hombre como miembro de una sociedad.”
Sería muy largo hacer una enumeración exhaustiva de todo lo que se incluye en el término cultura (es todo lo que hacen los individuos en cuanto miembros de una sociedad; el tipo de relaciones que establecen entre sí, desde la forma de matrimonio y la organización familiar hasta la economía y la política; su jerarquía de valores y las creencias que determinan gran parte de su comportamiento colectivo; todas las posiciones que pueden ocupar los individuos y los grupos en la escala social -según su sexo, su edad, su clase...- y todos los papeles que solemos desempeñar a lo largo de nuestra vida, etc.
 El criterio fundamental para determinar lo que es cultural dentro de la vida humana, aparece al final de la definición de Taylor: la cultura es, por definición, algo adquirido, aprendido, no heredado genéticamente sino transmitido en el seno de una sociedad. Por tanto, resumiendo la definición al mínimo de palabras podríamos decir que cultura es comportamiento aprendido. Son formas de actuar, de hacer las cosas, de verlas, pensarlas y juzgarlas; las maneras de tomar las decisiones, de resolver los problemas de nuestra vida cotidiana y para los grandes misterios que sólo el hombre se plantea: su origen y su destino, el sentido de la vida y de la muerte. Cada sociedad tiene una manera de explicarse el universo (una cosmovisión); y tiene su sistema de valores para entender y decidir la vida. 

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